Puede
parecer una palabra aterradora en un primer momento, pero en realidad la
palabra lipoma se refiere al crecimiento del tejido adiposo en nuestro cuerpo,
el cual es de carácter benigno y suele estar representado por la aparición de
marcas irregulares, lunares y protuberancias.
Crecen
a nivel local y no invaden espacios debajo de la piel ni tampoco se reconoce
como un riesgo de vida para el paciente. La manera de reconocer un lipoma es
prestar atención a masas que no hagan presentar ningún síntoma, que sean simétricas, de crecimiento lento,
redondeadas u ovoides, pueden tener movilidad y una consistencia pastosa o
quística. En ocasiones para dar con su diagnóstico, se aplica hielo y esta masa
suele aumentar su consistencia.
Los
tipos de lipomas que pueden existir son cutáneos o superficiales y profundos. Los primeros aparecen con
frecuencia en cuello, hombros y espalda, y con menor frecuencia en brazos,
muslos y glúteos. Mientras que los profundos, se ubican generalmente en manos y
pies.